miércoles, 18 de febrero de 2009

Los Tiempos Modernos del Phantom (I)

Artículo escrito por Javier Coma y publicado originalmente en el número 1 de "El Hombre Enmascarado", Tebeos S.A., 1988.

La amplitud de contenido de The Phantom revierte directamente en la vasta esfera de la mitología del personaje y su contexto; el mito original, o sea una estirpe de justicieros que se pasan capacidades, funciones y disfraces, de padres a hijos, desde el siglo XVI hasta su representante actual, es únicamente la columna vertebral de un complejo sistema, desarrollado constantemente (incluso de modo retroactivo) en el transcurso de la serie y de sus relatos. ¿Hace falta enumerar los componentes míticos para advertir su variedad y multiplicidad? Recordemos algunos: el juramento del enmascarado, la gruta con fachada en forma de calavera, la marca craneal en la piel de los golpeados por The Phantom, la tribu de pigmeos, el lobo Devil y el caballo blanco Hero, la patrulla de la selva, el hospital promovido por el padre del Phantom que conocemos, las salas de los tesoros, las crónicas de sus actividades que redactaban los Phantoms, la colección de los disfraces, la "mesa del caminante" en el Nuevo Mundo, la playa de Keela Wee, la cabaña de jade para las noches de boda, la isla del Edén donde se produce la convivencia pacífica de animales de diferentes especies... Casi todos estos ingredientes poseen, en la historia del Phantom narrada por los cómics de la prensa, sus mundos propios, surgidos de relatos singulares e incluso de nuevas variaciones sobre el tema; casi cada uno de ellos necesita, para su explicación, de un estudio individual, adentrado en una intrincadísima saga que muchas veces retorna al pretérito para ilustrarnos sobre las aventuras de los antepasados del presente Phantom. Y no es aventurado decir que el conocimiento de los avatares correspondientes ilumina el disfrute de las narraciones concebidas por el escritor Lee Falk.
La creación de The Phantom fue -y ha continuado siendo- obra de un guionista, quien ha permanecido al frente de la serie mientras sucesivos colaboradores gráficos, Ray Moore y Wilson McCoy, se veían obligados al abandono de su trabajo (el primero por enfermedad, el segundo por fallecimiento, y ambos están muertos ya). Lee Falk inauguró, con el dibujante Ray Moore, las tiras diarias de The Phantom el 17 de febrero de 1936, con distribución a la prensa por el King Features Syndicate. El personaje se insertaba entonces en la moda de justicieros, vestidos emblemáticamente, que actuaban en solitario con un poder acaso superior al normal en alguna que otra faceta, pero desde luego sin las capacidades sobrehumanas de los superhéroes que, guiados por Superman y Captain Marvel, inundarían pronto las publicaciones específicas de cómics. Precisamente, la doble personalidad de The Phantom (como Kit Walker en la vida civil o privada, y como enmascarado con indumentaria de luchador en su existencia de justiciero) y su peculiar atavío inducen a ver en él un precedente directo de los inmediatos supermanes. Sin embargo, el universo de la serie no radicó en lo fantástico, sino más bien en lo exótico, uniéndose, desde tal punto de vista, a las series que situaban la aventura en parajes remotos, con entornos muy distintos a los de la sociedad occidental. Se podría sostener que The Phantom queda ubicada históricamente en el centro de un triángulo formado por las series de justicieros (The Shadow, The Saint, The Spirit), las series de superhombres (Superman, Captain Marvel, Captain America) y las series de aventuras exóticas (Jungle Jim, Tim Tyler's Luck, Ming Foo), y que en sus raíces creativas existe sin duda la influencia de Tarzán, pero también de un cúmulo de mitos erigidos por el aliento fabulador del hombre a través de los siglos.

1 comentario:

  1. Es un mundo complejo y lleno de matices que le permite crear un arco argumental coherente y lleno de simbolismos.

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